El ahorro de consumo del agua y aumentar la producción son dos objetivos básicos en el sector agrícola. La nanotecnología permite estas mejoras entre otros beneficios. Esta tecnología actúa físicamente sobre el agua, emitiendo un quantum de energía que estimula los puentes de hidrógeno. Como resultado, éstos se vuelven más activos, modificando las propiedades físicas de las moléculas de agua, haciéndolas más “pequeñas” y mejorando así su asimilación por parte de la planta.
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